30 de junio de 2007

La importancia de llamarse Ernesto (Oscar Wilde)

(…)
LADY BRACKNELL. - (Cuadernito y lápiz en mano.) Debo decirle que no figura usted en mi lista de pretendientes elegibles, y eso que tengo la misma lista que la duquesa de Bolton. Como que puede decirse que trabajamos juntas. Sin embargo, no tengo inconveniente en apuntarle a usted, si sus respuestas son las que una madre que se preocupa de la felicidad de su hija tiene derecho a exigir. Vamos a ver: ¿fuma usted?
JUAN.- Sí, debo confesar que fumo.
LADY BRACKNELL.- Lo celebro. Todos los hombres deben tener alguna ocupación, sea cual sea. Hay demasiada gente ociosa en Londres. ¿Qué edad tiene usted?
JUAN. - Veintinueve años.
LADY BRACKNELL.- Una edad excelente para contraer matrimonio. Yo siempre he sido, de opinión de que un hombre que piensa en casarse debería conocerlo todo, o nada. ¿En qué caso está usted?
JUAN.- (Después de un momento de vacilación.) Yo..., no conozco nada, lady Bracknell.
LADY BRACKNELL.- Lo celebro también. ¡No hay nada como la ignorancia natural! Esas teorías modernas sobre la educación son de lo más pernicioso. Claro que la educación no hace muchos estragos que digamos, en Inglaterra. Felizmente para las clases altas. Bueno, ¿qué renta tiene usted?
(…)
JUAN.- Sí; también tengo una casa en plaza de Belgrave; (…)
(…)
LADY BRACKNELL.- (…) ¿Qué número de la plaza de Belgrave?
JUAN.- El 149.
LADY BRACKNELL.- (Con un movimiento de cabeza.) La parte que no está de moda. Me figuré que era algo. Sin embargo, esto podría remediarse fácilmente.
JUAN.- ¿El qué? ¿La moda o la parte?
LADY BRACKNELL.- (Secamente.) Ambas, si es preciso. ¿Cuáles son sus opiniones políticas?
JUAN.- La verdad, me temo que no tengo. Soy liberal- demócrata.
LADY BRACKNELL. - Bueno; pondremos conservador. Al fin y al cabo, viene a ser lo mismo. Pasemos ahora a detalles de menos importancia. Los padres de usted, ¿viven?
JUAN.- He perdido a ambos, lady Bracknell.
LADY BRACKNELL. - Perder a uno de ellos, señor Worthing, puede pasar por una desgracia, pero perder a los dos, parece realmente un descuido. ¿Qué era su padre de usted? Evidentemente, un hombre de cierta posición. Pero, ¿habría nacido en lo que los periódicos radicales llaman la púrpura del comercio, o provenía de la aristocracia?
JUAN.- La verdad es que no lo sé. Dije que había perdido a mis padres y, realmente, más exacto hubiera sido decir que mis padres me perdieron a mí... A estas fechas, no sé quién soy todavía... En una palabra: fui... sí, fui encontrado...
LADY BRACKNELL.- ¿Encontrado?
JUAN.- El difunto señor Tomás Cardew, un anciano caballero muy caritativo y de corazón bondadosísimo, me encontró y me dio el nombre de Worthing, simplemente porque en aquel momento tenía en el bolsillo un billete de primera clase para Worthing. Worthing es un lugar del condado de Sussex, a orillas del mar.
LADY BRACKNELL.- ¿Y dónde ese señor tan caritativo, que llevaba en el bolsillo un billete de primera
clase para Worthing, lo encontró a usted?
GRIESFORD.- (Gravemente.) ¡En una maleta!
LADY BRACKNELL.- ¿En una maleta?
JUAN.- (Con la misma seriedad.) Sí, lady Bracknell. En una maleta de cuero negro, bastante grande, con asas... En fin, una maleta corriente.
LADY BRACKNELL.- ¿Y en qué sitio se encontró este señor Jaime, o Tomás, Cardew esa maleta corriente?
JUAN.- En el guardarropa de la estación Victoria. Se la dieron equivocadamente por la suya.
LADY BRACKNELL.- ¿En el guardarropa de la estación Victoria?
JUAN.- Sí, línea de Brighton.
LADY BRACKNELL.- La línea es lo de menos, señor Worthing. Le confieso que eso que me dice usted me desconcierta bastante. Nacer, o por lo menos, ser criado en una maleta con asas o sin ellas, me parece demostrar un tal desprecio de todas las conveniencias de la vida de familia, que hace pensar en los peores excesos de la Revolución francesa. Y supongo que conoce usted a lo que nos condujo ese desafortunado acontecimiento. En cuanto al sitio en que fue encontrada la maleta, es muy posible que el guardarropa de una estación ferroviaria sirva para ocultar una.... indiscreción social y, probablemente, ya antes de ahora ha servido; pero en modo alguno podría considerarse como una base estable para vivir en la buena sociedad.
JUAN. - Entonces, ¿qué me aconseja usted? No necesito decirle que estoy dispuesto a todo con tal de hacer la felicidad de Susana.
LADY BRACKNELL.- Pues le aconsejo, señor Worthing, que trate de adquirir lo antes posible algunos parientes presentables, y que haga un último esfuerzo para descubrir a su padre o a su madre -con uno basta- antes de que termine la temporada.
JUAN.- Pues no sé cómo me las voy a arreglar. Yo lo que puedo presentar en todo momento es la maleta. Encima de un ropero la tengo. Y me parece que podría usted muy bien darse por satisfecha, lady Bracknell.
LADY BRACKNELL.- ¿Darme por satisfecha? ¿Qué está usted diciendo? ¡Supongo que no tendrá usted la pretensión de que vayamos a consentir en que nuestra hija única, educada con el mayor esmero, contraiga matrimonio con un equipaje! ¡Buenos días, señor Worthing! (Sale con una majestuosa indignación.)
JUAN.- ¡Buenos días!
(…)

Oscar Wilde, “La importancia de llamarse Ernesto”, 1895

24 de junio de 2007

Salsa ETA

Cuando oigo en la radio la palabra ETA cambio de dial y si en la otra emisora hablan también de ETA, cosa probable, apago automáticamente el aparato con un reflejo condicionado. Considero repugnante que el problema del terrorismo esté manoseado públicamente por unos indocumentados, que se permiten el lujo de opinar a bote pronto, con un desparpajo idiota, casi siempre visceral, de un asunto tan grave. Las tertulias de la radio y de la televisión se han convertido en la mayoría de los casos en un chapoteo frívolo donde unos profesionales de la saliva gratuita le dan un repaso rápido e improvisado a cualquier problema del universo. Saltan de los agujeros negros de las galaxias al amante de un político, de los muertos en carretera a la pastoral de un obispo, de la caída de la Bolsa a la operación de colon de una cantante famosa, llevando cualquier solución adelante como arrastran la bola los escarabajos peloteros. Se trata de una forma como otra de ganarse la vida, pero meter el terrorismo en la algarabía de las tertulias es como estar en un quirófano con el paciente abierto en canal al que unos cirujanos tratan de realizar una operación quirúrgica problemática, sin pronóstico claro, y en el quirófano entraran y salieran a su antojo celadores, enfermeras, amigos y parientes, el conductor de la ambulancia, un primo llegado del pueblo que es veterinario, el camarero de la cafetería, el cura de la extremaunción y cada uno diera su opinión del enfermo e incluso tratara de meter mano en el mondongo. Nada hay más ridículo que hablar en público de lo que uno no sabe subrayando el comentario inconsistente con el cabreo personal. A la salsa rosa hay que añadir ahora la salsa ETA, ese tomate. Precisamente por tratarse de un asunto muy grave y complicado hay que dejar el problema del terrorismo en manos de profesionales solventes y discretos. A ellos corresponde dialogar con ETA o no dialogar, detener a los terroristas, juzgarlos, apretar los dientes si se produce un atentado y continuar con el trabajo en silencio. Después de todo, vistas en perspectiva, ETA y Batasuna rompen el principio de Arquímedes: desplazan mucho más de lo que pesan, debido a que están día y noche en boca de políticos y de periodistas, que las han convertido en mercancía informativa, en un gancho electoral o en una forma de picar carne para albóndigas. Semejante tabarra llega a romper los nervios de cualquiera, pero ya somos muchos los que al oír el nombre de ETA apagamos la radio y a otra cosa.

Manuel Vicent, 17/06/2007

20 de junio de 2007

Bienvenidos a ‘Palestina’

¡Qué molestos resultan esos musulmanes del Oriente Medio! En primer lugar, les pedimos a los palestinos que abracen la democracia y entonces van y eligen al partido equivocado –Hamas-, y Hamas va y gana una mini-guerra civil pasando a dominar la Franja de Gaza.

Y nosotros, occidentales, aún queremos negociar con el desacreditado Presidente, Mahmud Abbas. Hoy, “Palestina” –y permítanme que mantenga esas comillas en su sitio- tiene dos primeros ministros. Bienvenidos a Oriente Medio. ¿Con quién negociaremos? ¿A quién nos dirigiremos para hablar? Por supuesto que deberíamos haber hablado hace meses con Hamas. Pero no nos gustaba el gobierno elegido democráticamente por el pueblo palestino. Se suponía que iban a votar por Fatah y por sus corruptos dirigentes. Pero votaron por Hamas, que rechaza reconocer a Israel o acatar el totalmente desacreditado Acuerdo de Oslo.

Nadie preguntó –desde nuestra parte- a qué particular Israel se suponía que Hamas tenía que reconocer. ¿El Israel de 1948? ¿El Israel de las fronteras posteriores a 1967? ¿El Israel que construye –y continúa construyendo- inmensos asentamientos para judíos y sólo para judíos en la tierra árabe, engullendo hasta más del 22% de la “Palestina” sobre la que aún hay que negociar?

Y por eso, hoy se supone que tenemos que hablar con nuestro fiel policía, el Sr. Abbas, el “moderado” (como le denominan la BBC, la CNN y Fox News) dirigente palestino, un hombre que escribió un libro de 600 páginas sobre Oslo sin mencionar ni una sola vez la palabra “ocupación”, refiriéndose siempre a la “reorganización israelí” como “retirada”, un “dirigente” en el que podemos confiar porque mantiene lazos y va a la Casa Blanca y siempre dice todo lo que nos resulta conveniente. Los palestinos no votaron a Hamas porque quisieran una república islámica –que es cómo se representará la sangrienta victoria de Hamas- sino porque estaban cansados de la corrupción del Fatah del Sr. Abbas y de la naturaleza putrefacta de la “Autoridad Palestina”.
(…)
Desde luego que resulta fácil echar una maldición sobre ambos. Pero así nos pasa con todo el Oriente Medio. Si tan sólo Bashar al-Asad no fuera Presidente de Siria (sólo el cielo sabe cuál sería la alternativa) o si el chiflado Presidente Mahmud Ahmedineyad no controlara Irán (aunque actualmente no conoce dónde empieza y dónde termina un misil nuclear). Si Líbano fuera sólo una democracia de nuestra propia cosecha como nuestros pequeños países de patio trasero de césped, por ejemplo, Bélgica o Luxemburgo. Pero no, esos molestos medio-orientales votan siempre por la gente equivocada, apoyan a la gente equivocada, aman a la gente equivocada, no se comportan como nosotros, los civilizados occidentales.

Así pues, ¿qué es lo que vamos a hacer? ¿Apoyar que se vuelva a ocupar Gaza, quizás? En todo caso, lo que no haremos será criticar a Israel. Y seguiremos reservando nuestros afectos para los reyes y princesas y poco atractivos presidentes del Oriente Medio hasta que toda la zona nos estalle en la cara y entonces diremos lo mismo que estamos diciendo ya de los iraquíes: que no se merecen nuestro sacrificio y nuestro amor.

¿Cómo vamos a abordar un golpe de estado de un gobierno elegido?

Robert Fisk, 17-06-2007
Artículo íntegro:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=52333

16 de junio de 2007

2046 (Wong Kar-wai)

De vez en cuando, un tren misterioso parte rumbo a 2046.
Todos los pasajeros que se dirigen a ese lugar tienen el mismo objetivo…
quieren recuperar la memoria perdida; pues en 2046 nunca cambia nada.
Nadie sabe realmente si eso es cierto,
porque nadie, absolutamente nadie, ha regresado nunca;
excepto yo, porque yo tengo que cambiar.

…¿y a ti?, ¿qué te gustaría encontrar en 2046?

Wong Kar-wai, “2046

9 de junio de 2007

en la tetería de Abraham (Rubén Gallardo)

Entre amarillentos dedos adictos a la nicotina y miradas perdidas en busca de lo que nunca aconteció sin ni siquiera apercibirse, cada trago amargo de té le reconcilia con su mundo de equilibrios imposibles. Al otro lado del cristal, un perro afgano ciego ladra al cielo, confundido, entre dosis de rabia y resignación. Mientras, en la otra orilla del río, un vagabundo espera que se detenga la corriente, o al menos cambie de sentido. Los tragos amargos se suceden y en cada uno se siente derramar la vida, cada tarde, en la tetería de Abraham.

Rubén Gallardo Fructuoso, 2005
(copyleft 2007 bajo una Licencia de Creative Commons)

3 de junio de 2007

Se debilita la dictadura mediática

Frente a las debilidades políticas e ideológicas de la derecha, los grandes monopolios privados de los medios de comunicación asumen la función de dirigentes de la derecha latinoamericana. No es novedad para nosotros.
(…)
Es un bloque que constituye un frente continental, solidario en la defensa de sus intereses corporativos que chocan frontalmente con la construcción de democracias en el continente. Nunca tendremos democracias sin que exista un proceso democrático de construcción de opinión pública que sea transparente, pluralista, público.

Uno de los instrumentos de la dictadura mediática privada es la apropiación monopólica del espectro radioeléctrico, un bien limitado de carácter público. Actualmente el 80 por ciento de los canales de televisión abierta y de las emisoras de radio en Venezuela pertenecen al sector privado, cuyas opciones políticas son ampliamente minoritarias en el país, conforme lo demuestran las elecciones certificadas -en cuanto a su corrección- por todos los organismos internacionales presentes en las votaciones que reeligieron a Hugo Chávez para la presidencia del país.

De 709 radios, 706 pertenecen a empresas privadas y 3 a entidades estatales. De los 81 canales de televisión, 2 son estatales 79 privados. En cuanto a los diarios, de los cuales 12 tienen carácter nacional y 106 son regionales,todos son privados.

El gobierno ha terminado el contrato de concesión de uno de los principales representantes de la oligarquía privada de los medios venezolanos -Radio Caracas Televisión- que participó activamente en el golpe militar de abril de 2002 -apoyado por el gobierno de Estados Unidos y por diversos medios brasileños y de otros países-, frustrado por la decidida acción popular. En reunión con el efímero jefe del gobierno golpista, Pedro Carmona, los magnates de los medios privados, entre ellos Marcel Granier propietario de RCTV, le dijeron que "podían garantizar el apoyo de los medios".

Un apoyo que fue mucho más que eso: ese medio privado fue un gran incitador del golpe, dio toda su cobertura al derrocamiento del gobierno legítimamente elegido por el pueblo, dio amplia cobertura a la reunión de los golpistas en el palacio presidencial y suspendió cualquier cobertura, que sustituyó con dibujos animados norteamericanos, a la entrada del pueblo en escena para restituir al presidente que había elegido democráticamente.
(…)
El gobierno venezolano no actuó inmediatamente después del fracasado golpe de 2002. Esperó cinco años, hasta que terminara la concesión de RCTV para no renovarla, sustituyendo a ese canal por una TV pública que comenzó sus transmisiones a las cero horas del 28 de mayo, con el nombre de TVes, Televisora Venezolana Social.

Con esto avanza en el pluralismo; se debilita la dictadura de los monopolios privados de la comunicación: al contrario de lo que sostienen en cada uno de los países las expresiones nacionales de ese oligopolio que, como siempre, reflejan la realidad cabeza abajo, cuando se afecta directamente su posición monopólica

Artículo: Emir Sader, 03/06/2007, rebelion.org
Otros artículos: "Apoyo del pueblo venezolano a Chávez"