Era tal el desconcierto en su vida que decidió regresar. El trayecto de vuelta estuvo repleto de balsámicos y esperanzadores recuerdos, delicadamente seleccionados e inconscientemente modelados por su mente. Cuando llegó, nada ni nadie parecían ser lo mismo. No es que hubiesen cambiado, simplemente es que no existían. El tiempo lo había desdibujado absolutamente todo.