¡Qué molestos resultan esos musulmanes del Oriente Medio! En primer lugar, les pedimos a los palestinos que abracen la democracia y entonces van y eligen al partido equivocado –Hamas-, y Hamas va y gana una mini-guerra civil pasando a dominar la Franja de Gaza.
Y nosotros, occidentales, aún queremos negociar con el desacreditado Presidente, Mahmud Abbas. Hoy, “Palestina” –y permítanme que mantenga esas comillas en su sitio- tiene dos primeros ministros. Bienvenidos a Oriente Medio. ¿Con quién negociaremos? ¿A quién nos dirigiremos para hablar? Por supuesto que deberíamos haber hablado hace meses con Hamas. Pero no nos gustaba el gobierno elegido democráticamente por el pueblo palestino. Se suponía que iban a votar por Fatah y por sus corruptos dirigentes. Pero votaron por Hamas, que rechaza reconocer a Israel o acatar el totalmente desacreditado Acuerdo de Oslo.
Nadie preguntó –desde nuestra parte- a qué particular Israel se suponía que Hamas tenía que reconocer. ¿El Israel de 1948? ¿El Israel de las fronteras posteriores a 1967? ¿El Israel que construye –y continúa construyendo- inmensos asentamientos para judíos y sólo para judíos en la tierra árabe, engullendo hasta más del 22% de la “Palestina” sobre la que aún hay que negociar?
Y por eso, hoy se supone que tenemos que hablar con nuestro fiel policía, el Sr. Abbas, el “moderado” (como le denominan la BBC, la CNN y Fox News) dirigente palestino, un hombre que escribió un libro de 600 páginas sobre Oslo sin mencionar ni una sola vez la palabra “ocupación”, refiriéndose siempre a la “reorganización israelí” como “retirada”, un “dirigente” en el que podemos confiar porque mantiene lazos y va a la Casa Blanca y siempre dice todo lo que nos resulta conveniente. Los palestinos no votaron a Hamas porque quisieran una república islámica –que es cómo se representará la sangrienta victoria de Hamas- sino porque estaban cansados de la corrupción del Fatah del Sr. Abbas y de la naturaleza putrefacta de la “Autoridad Palestina”.
(…)
Desde luego que resulta fácil echar una maldición sobre ambos. Pero así nos pasa con todo el Oriente Medio. Si tan sólo Bashar al-Asad no fuera Presidente de Siria (sólo el cielo sabe cuál sería la alternativa) o si el chiflado Presidente Mahmud Ahmedineyad no controlara Irán (aunque actualmente no conoce dónde empieza y dónde termina un misil nuclear). Si Líbano fuera sólo una democracia de nuestra propia cosecha como nuestros pequeños países de patio trasero de césped, por ejemplo, Bélgica o Luxemburgo. Pero no, esos molestos medio-orientales votan siempre por la gente equivocada, apoyan a la gente equivocada, aman a la gente equivocada, no se comportan como nosotros, los civilizados occidentales.
Así pues, ¿qué es lo que vamos a hacer? ¿Apoyar que se vuelva a ocupar Gaza, quizás? En todo caso, lo que no haremos será criticar a Israel. Y seguiremos reservando nuestros afectos para los reyes y princesas y poco atractivos presidentes del Oriente Medio hasta que toda la zona nos estalle en la cara y entonces diremos lo mismo que estamos diciendo ya de los iraquíes: que no se merecen nuestro sacrificio y nuestro amor.
¿Cómo vamos a abordar un golpe de estado de un gobierno elegido?
Robert Fisk, 17-06-2007
Artículo íntegro: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=52333
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